Sí, tú eres esa luz que habita los espacios infinitos, la que se filtra donde la oscuridad parecía eterna, la que llena de sentido todo lo que toca. Sí, tú y la sonrisa que nace del fondo, del calor que entregas sin medida, de tu mano extendida cuando el mundo tiembla y deja de girar. Tú eres el umbral entre el bien y el mal.
Nadie camina sobre tu sombra más que tú mismo/a. Nadie tiene el pulso capaz de mover el mundo y sacarlo de su centro, como tú.
Porque un corazón que elige el bien aquieta el caos, y cuando te alineas con tu verdad, la magia deja de ser promesa y se vuelve real.
Tú eres grande. Más grande de lo que te hicieron creer. Deja que tu amor se eleve al viento. Alza la bandera de tu espíritu y nunca, nunca, NUNCA dejes de brillar.
Te quiero
Jael

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¡Muchas gracias por llenarme de luz! ¡Te regalo una sonrisa!